Huertos: espacios de salud
- Alba Ortuño Sierra
- 13 may 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 jun 2019
La forma en que nos alimentamos y consumimos ha cambiado mucho en las últimas décadas. Cada vez somos más conscientes de las consecuencias que tienen nuestros actos para el planeta, pero también, en nosotros mismos. Los alimentos son una parte fundamental de nuestra existencia, pero ¿recuerdas cuánto hace que comiste un tomate que sabía realmente a tomate? Los cultivos masivos, el uso de insecticidas y aditivos alimenticios que se utilizan en las frutas, verduras y hortalizas han hecho que muchos productos que nos encontramos en el supermercado pierdan su sabor o garantía de origen.
Aunque también ha cambiado la forma en que nos relacionamos. Por ello, este conjunto de cambios ha dado el resultado de los huertos urbanos, un espacio que invade tímidamente las ciudades de España. Se instalan en parcelas o solares abandonados y el resultado es un oasis ecológico en el que prima la convivencia, las relaciones sociales, compartir el espacio y cuidar del medio ambiente.

Según la investigadora del Centro de Innovación en Tecnología para el desarrollo humano (IDT) de la Universidad Politécnica de Madrid, Ivanka Puigdueta, tras realizar un estudio sobre "Impactos de los huertos urbanos en la ciudad de Madrid", declara que los huertos urbanos generan cambios en los hábitos de consumo con repercusiones positivas sobre el medio ambiente y el cambio climático al contribuir a un cambio en el comportamiento de las personas que participan en los huertos urbanos, así como influir en sus hábitos de consumo que pueden lograr disminuir un 10 % de su huella de carbono individual.
La alimentación está en el origen de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) individuales. Pero según Puigdueta, los huertos urbanos mejoran la calidad del aire, ya que las plantas actúan como filtros de aire y absorben los contaminantes generados por el tráfico rodado, los hogares y las industrias. Pero no se debe temer a esa función de filtro, ya que los alimentos no pierden su calidad y “no existe ningún riesgo por la ingesta de alimentos de cultivos que hayan absorbido los contaminantes atmosféricos”, especifica Puigdueta.
A parte de ser un espacio medioambiental, también se trata de un espacio social: un lugar de encuentro. Cuando se cuida de un huerto, el principal fin es ver como crecen y maduran los productos sembrados, algo que produce un gran bienestar, y que si además se hace en compañía se creará un vinculo, una cohesión y motivación colectiva, fomentando la colaboración y comunicación entre los participantes y motivando la integración.

Actualmente, en Madrid hay más de 200 huertos urbanos, como el Huerto Urbano Comunitario de Adelfas (Madrid). Allí, muchas de las personas que forman parte de los huertos esta actividad les permite romper con el ritmo frenético del día a día y disfrutar de un ocio diferente. “Aquí toda la gente que viene tiene esa vocación de entenderse. Se crea una dinámica en este espacio muy colectiva, muy comunitaria… que genera una forma de hacer las cosas que facilita que la gente nueva se enganche”, declara José Luis Fernández, más conocido como Kois, responsable del huerto.
Pero esa no es la única ventaja de sembrar en un huerto. A continuación, se presentan algunas de ellas:

Después de ver las múltiples ventajas de los huertos urbanos, ¿te animas a participar en uno? Aunque bueno, también puedes crear el tuyo propio en el jardín o terraza de tu casa. Si te interesa, puedes consultar el calendario de siembra de este 2019 según las diferentes estaciones del año y ver qué alimentos son preferibles cultivar según la temporada y los meses.
Finalmente, recuerda que la información de este post y de toda la página +salud no sustituye ninguna prescripción médica.
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