4a cursa popular por el ELA
- Ángela Vázquez Siso
- 20 may 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 5 jun 2019
Cientos de personas abarrotan a las 9 de la mañana la calle principal de Sant Adrià de Besòs, en Barcelona. Es un domingo soleado y caluroso de mayo: la primavera está empezando a anunciar el verano. Familias, parejas, niños, ancianos… la gente que se arremolina en la calle es de todas las edades. Lo único que tienen en común es la ropa deportiva que visten.

El flujo de gente se detiene claramente en un punto en concreto: la plaza de la Vila que está enfrente del Ayuntamiento. Aquí es donde empieza la cursa. La 4ª cursa popular de Sant Adrià por el ELA. Organizada por el mismo Ayuntamiento y el Club de Atletismo La Sansi, esta cursa consta de 2 opciones: o bien realizar dos carreras de 5 y 10 km respectivamente o hacer una caminata de 3 km. El objetivo es recaudar, con el dinero de las inscripciones, fondos para la Fundación Miquel Valls y Redel. En las 3 primeras ediciones organizadas, se entregaron más de 11.000 € que fueron destinados a los afectados y afectadas por el ELA.
Según las Instituciones Nacionales de Salud, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es un grupo de enfermedades neurológicas raras que involucran principalmente las células nerviosas (neuronas) responsables de controlar el movimiento de los músculos voluntarios. Estos músculos son los responsables de movimientos como masticar, caminar y hablar. La enfermedad es progresiva, lo que significa que los síntomas se empeoran con el tiempo. En la actualidad, no hay cura para la ELA ni tampoco un tratamiento eficaz capaz de detener o revertir la evolución de la enfermedad, pero, año tras año, se realizan numerosas investigaciones para lograr acabar con este mal que afecta ya a 3.000 personas en España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Aunque la enfermedad puede atacar a cualquier edad, por lo general los síntomas son más frecuentes entre los 55 y los 75 años y afecta a más hombres que mujeres.
Se acercan las 9.30 h y los corredores y corredoras se preparan en la línea de salida. A su alrededor, pancartas y carteles decoran la escena. Un pequeño escenario instalado en la plaza ameniza la mañana con altavoces con la música a todo volumen. Cuando llega la hora, suena una bocina y los participantes echan a correr. A ambos lados de la carretera, familiares y amigos les desean suerte. Justo en la puerta del Ayuntamiento, cuando los corredores se van, se puede llegar a ver una pequeña mesa de madera llena de botellas de agua, camisetas y bolsas. Estos dos últimos objetos son los premios para quien participe en la cursa, además de un billete de Renfe gratuito. “Esto atrae a más concursantes”, asegura Trinidad Molina, vecina de la ciudad, “aunque año tras año se puede ver que la gente se vuelve más solidaria porque el número de participantes sube mucho”.

Después de 1 hora y media, la alternativa de la caminata empieza y la plaza donde se encuentra el punto de salida y de llegada se despeja. Ahora es el turno de la animación y los bares y restaurantes que rodean esta plaza, ya que los familiares y amigos de los participantes aplacarán su sed y hambre en estos locales, mientras esperan a los corredores.
Los concursantes van llegando al punto de meta felices y sonrientes, el público los aplaude y los anima. Todos han llegado hasta el final. Es en este momento cuando el alcalde de Sant Adrià de Besòs, Joan Callau, su regidor de deportes Juan Carlos Ramos y el organizador y presidente de la Sandi, José Luís Blanco, realizan la entrega de un cheque de donativo a la Fundación Miquel Valls. “Todo Sant Adrià ha estado a la altura y, tanto la policía local como los voluntarios y protección civil se han volcado en esta carrera. Estamos muy satisfechos con la participación y muy orgullosos de nuestra ciudad”, declaraba Joan Callau en el balcón principal del Ayuntamiento.
Sin duda, un éxito de carrera que logra, un año más, sus objetivos: una buena recaudación para la investigación de la cura del ELA, junto con la unión y solidaridad de toda una ciudad.
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